viernes, 4 de agosto de 2017

Tarde extraña


Te has vestido de ayer, de tarde extraña;
de dos copas vacías, de silencio;
del abrazo que huye de mi cama,
de una piel vaporosa como el tedio.

Te has vestido de noche en la mañana,
de verso sin final, de luz de flexo;
de timbre mudo, de buzón sin ganas;
del aire que no se llevan tus besos.

Se me clava tu ausencia en la garganta,
se me clavan los días en la frente;

la nube perfumada que hoy empaña
tu lado del sofá; la adusta manta,

y un termo de café, que está reciente, 
por si vuelves, en una tarde extraña.



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