Todo tiene nombre.
Llamamos puerta a la puerta,
ciudad a la ciudad,
frontera a aquello que desune,
soledad a aquello que sucede
cuando no hay nadie a quien llamar por su nombre,
nadie con quien caminar
por una calle sin nombre.
Llamamos destino a las calles sin nombre,
miedo a la niebla que se enzarza en los ojos,
en la tenue luz donde las sombras se ocultan
en sus cuerpos de sombra.
Llamamos amor a aquello que sucede
si en la noche invocamos a alguien por su nombre
y esas luces que llamamos estrellas
expanden un cielo sin niebla y sin sombras
que deshace la puerta, la ciudad,
el nombre de las cosas,
la frontera que sin duda nos desune.
la frontera que sin duda nos desune.
Sientes en tu interior la llamada de la trascendencia, te rebelas contra la injusticia y sueñas con un mundo mejor que habla de libertad, de solidaridad y de armonía. Vives en tu camino que se muestra inmenso y se opone verso a verso a la estrechez del mundo en que vivimos. Sigue buscando, Toño, llevas en el alma un ansia inextinguible de poesía, de amor.
ResponderEliminarUn abrazo.