lunes, 14 de noviembre de 2011

Taquilla del destino


A Miguel                   


He sabido que marchas,
me dicen, a un invierno apalabrado.
Taquilla del destino;
dígame, queda tiempo?
Yo quisiera un billete a última hora,
tumor en clase turista,
no está la economía para lujos.

Esta tarde de Septiembre
que con un sol de ocaso ha convertido
el cielo en una antorcha,
que acompaña
un tren de vuelta a casa
cerrándose en la noche,
que tiene la llanura de lo triste,
en algo te recuerda.

Sobre los desiertos
de ciudad en lumbre
los ojos del cristal se han preguntado
cuales serán los trazos de tu viaje,
los lugares que señalas en el mapa
a mano alzada
y temblor firme.
Nadie como tú para entender
la historia oculta de los edificios,
los rincones del mundo
que caben en la guía de un viajero.

He sabido que marchas,
me dicen, a un invierno apalabrado.
Taquilla del destino;
dígame, queda tiempo?
Factúreme los sueños,
el amor de los míos,
sé que debo pagarle sobrepeso.

Esta tarde de Septiembre
que regresa en un tren de vuelta a casa,
viste de luz oscura,
se desploma sobre el mapa.
Dime, queda tiempo
para conversar,
acompañarte acaso.






6 comentarios:

  1. Siempre habrá tiempo para deleitarnos con tus letras y pasear por tu espacio.

    Un poema con sabor a despedida, muy sentido!

    Abrazos alados, Toño... buen inicio de semana...

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  2. La verdad Toño es que ya había venido a leer este poema, y me pasó como hoy que se me llenan los ojos de lágrimas cuando lo leo. Es tan hermoso, "Factúreme los sueños,
    el amor de los míos,
    sé que debo pagarle sobrepeso" Me quedo sin palabras para decirte lo que siento. Eres un gran poeta amigo y tienes toda mi admiración. Un abrazote desde Uruguay. Lyliam

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  3. Gracias enormes por acercarte a este rincón, Diana. El poema es, como bien dices, una despedida anunciada... un adiós resignado.

    Siempre es un placer contar con tu presencia en este espacio, amiga.

    Un beso.

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  4. Lyliam, tus comentarios siempre me dan mucho más de lo que espero, tienes un gran corazón y una gran sensibilidad... no creo que pueda agradecerte nunca lo suficiente tus palabras...un millón de gracias, querida amiga.

    Los versos que destacas son también para mí la esencia del poema...creo que Miguel en el fondo se marchó feliz sabiendo que se llevaba consigo el amor y el cariño de mucha gente.

    Un beso enorme Lylyam.

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  5. Siempre he tenido debilidad por los poemas en donde aparecen trenes, donde vagamos por estaciones. En este tuyo, Toño, me quedo con la segunda estrofa, muy poética la forma de describir el arrebol, aunque el poema es bello en su conjunto.

    Un saludo.

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  6. A mí me pasa igual, Enrique. Para mi el tren es como un amigo, un confidente... no llevo la cuenta de los poemas que he escrito subido en un tren...

    Perdona mi tardanza en contestarte, amigo. Agradezco de veras tu amable comentario, así como tu estimada presencia en estas letras.

    Un abrazo.

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