viernes, 22 de junio de 2012

Melomanía







Suena la voz del lirio,
con un viento de nostalgia acaricia
la crin de la ciudad. La noche gira
tendida en un vinilo
a treinta y tres revoluciones solitarias,
un saxofón araña
todos los bulevares.

Sentado en el quicio de la lluvia,
ella llega despacio, camina
sobre notas de humo, levemente
habla sola o con la luna
paseando a la luz de su arrebol mientras confiesa
que olvidó la melodía,
que vive de un amor en sol menor,
que me buscaba en todos los silencios

                                                (allí su pecho dulce
canción de contrabando)

Han palpado sus labios
tres acordes de jazz y una caricia.

Como en un duermevela he suplicado
que me lleve con ella

                                      (de su mano
por el manso jardín donde las horas
deshojaban la fronda de la vida)

Alguna vez ahogamos nuestras penas
tan ávidos de amor
en el vaso de bourbon de la noche.

Alguna vez tan sólo fuimos aire,
la sombra de un albatros.



En noches como esta la esperaba sin tiempo
asomado a la baranda de la lluvia
y ella bajaba
                     de una estrella
                                             susurrando

el amor es una brecha que nos sangra hacia adentro.
La noche trae una bruma de tristeza,
un candil a la vera de sus labios.
Suena la voz del lirio,
con un viento de nostalgia acaricia
la crin de la ciudad.