
Permíteme este baile, sólo un paso,
un vals a medianoche, de tu mano,
una balada eterna, tan cercano
tu cuerpo junto al mío, tan escaso
el aire entre nosotros. Sólo un paso,
un giro interminable, tan liviano
vaivén para subir a nuestro arcano,
rendido ante tus ojos en ocaso.
Permíteme que sea quien te guíe
bajo el compás medido de tus labios
al cálido vergel donde me abraso.
Y al fuego de esta luna que sonríe
brindándole al amor sus desagravios,
permíteme este baile, sólo un paso.
