Hay días
que se van sin equipaje, que trazan
algún itinerario
como una sombra busca
un cuerpo que le encaje.
Hay días
donde un palmo de distancia
es una senda hosca y aterida,
un paso a nivel que no se abre,
una cancela tensa y oxidada.
Hay días
donde escribo porque no sé sonreír
como un viernes que espera
en el murmullo de las horas
que habita en los vestíbulos
el anuncio de un destino,
subir a un autobús,
salir de la ciudad y confundirse.
Dejas la maleta
subes
buscas sitio.
Yo regreso también sin equipaje.
Hay días
donde escribo porque busco las palabras
escondidas en los huecos de mi voz,
en la claridad de su silencio,
en su intimidad de viento y de caricia.
Te vas
saludas
se aleja el autobús.
Yo regreso también sin equipaje.
Hay días que siguen adelante porque los salvan poesía como la tuya, nunca irás sin equipaje porque tienes el don de saber transmitir lo trascendente a través de lo cotidiano, esas pequeñas cosas que agigantas con tu tono profundo y tu musicalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.