Vivir es ir doblando las banderas
Luis García Montero
Alba de Otoñocon la ventana suya abierta al mundo,
cielo de ausencia gris sobre los ocres,
desprende el viento sibilino de la noche
penas de la arboleda,
frío, algo de frío,
una manta con olor a soledad de armario,
el humo del café,
los restos del cigarro,
todo parece en orden y sin embargo nada
puede reconocerse.
No es que sientas nostalgia de todo lo perdido,
no es que mires atrás por lástima o despecho,
sucede
que ya no reconoces el rostro que te observa
con cara de pregunta
o duda razonable.
Supo de ti aquél alba de Otoño
en que la noche trazó surcos sobre la losa fría,
con una nota de esperanza en la pared
huyó de ti sin ti y sin paradero,
sin dejar seña o consigna,
la prueba irrefutable que tus ojos
esperarán mañana.
Ahora estás tarareando su canción,
por eso te cimbreas con el vaivén de las ramas
ante la dulce simetría de los edificios
donde la timidez de la cúpula despuntaba
por sobre los tejados,
donde fue suyo el Palacio de Oriente, la Almudena
malherida que huía de sus ojos,
en los años clarísimos,
cuando se desnudaban las ramas de los chopos
y buscaba cobijo en tu resuello incierto
y sentía el futuro caminar en tu frente
hacia la tierra prometida que no habita.
Porque miras con la distancia de los años,
los mismos años que agrietan
las fotografías,
los mismos años que persiguieron
la felicidad,
le recuerdas inocencia, corazón e incertidumbre
en el alba de este Otoño, le recuerdas,
los paseos contigo por la Cuesta de la Vega,
el zigzag del ascenso hacia los sueños
por donde franqueaba la muralla derruida,
la Almudena malherida que le amaba,
en la calle de Bailén que le postró a los pies
del Palacio de Oriente donde era tan pequeño,
con andar desgarbado e inseguro
descender los escalones en la plaza de la Ópera
por eso te cimbreas con el vaivén de las ramas
ante la dulce simetría de los edificios
donde la timidez de la cúpula despuntaba
por sobre los tejados,
donde fue suyo el Palacio de Oriente, la Almudena
malherida que huía de sus ojos,
en los años clarísimos,
cuando se desnudaban las ramas de los chopos
y buscaba cobijo en tu resuello incierto
y sentía el futuro caminar en tu frente
hacia la tierra prometida que no habita.
Porque miras con la distancia de los años,
los mismos años que agrietan
las fotografías,
los mismos años que persiguieron
la felicidad,
le recuerdas inocencia, corazón e incertidumbre
en el alba de este Otoño, le recuerdas,
los paseos contigo por la Cuesta de la Vega,
el zigzag del ascenso hacia los sueños
por donde franqueaba la muralla derruida,
la Almudena malherida que le amaba,
en la calle de Bailén que le postró a los pies
del Palacio de Oriente donde era tan pequeño,
- tan pequeño como ahora cuando vuelve
le recuerdascon andar desgarbado e inseguro
descender los escalones en la plaza de la Ópera
para tomar el metro de regreso
hacia la tierra del ayer que ya no habita.
Definitivamente tiene que marcharse,
se alejará sin rencor por las fisuras
de la memoria herida,
quizá vuelvas a verle,
quizá no le conozcas,
quizá venga por ti algún invierno
y ocupe su lugar junto a la mesa
y no te haga reproches cuando afirmes que vivir,
vivir es ir doblando las banderas,
vivir es arroparse para vencer el frío
en este Alba de Otoño,
con la ventana suya abierta al mundo.
hacia la tierra del ayer que ya no habita.
Definitivamente tiene que marcharse,
se alejará sin rencor por las fisuras
de la memoria herida,
quizá vuelvas a verle,
quizá no le conozcas,
quizá venga por ti algún invierno
y ocupe su lugar junto a la mesa
y no te haga reproches cuando afirmes que vivir,
vivir es ir doblando las banderas,
vivir es arroparse para vencer el frío
en este Alba de Otoño,
con la ventana suya abierta al mundo.
Un nostálgico paseo por el Madrid de los bellos recuerdos,cuando el amor llenaba los días.
ResponderEliminarEl gris sobre los ocres del paisaje,el humo del café,o esas grietas en las fotografías y en el alma,son imágenes de gran belleza salidas de tu pluma de poeta.
Un placer como siempre,Toño.
Te deseo lo mejor para el nuevo año.
Abrazos.
Tenía una deuda pendiente con esos recuerdos ... las mañanas, tardes y noches en que observaba desde la terraza de la casa familiar aquellas vistas del Palacio de Oriente y la Catedral de la Almudena ... los paseos por el Madrid de los Austrias ... de algún modo les debía estos versos.
EliminarMil gracias por dejarme tan hermoso comentario y, como siempre, un enorme placer contar con tu presencia, estimado poeta.
Que pases unas felices fiestas, Jero. Mis mejores deseos para el nuevo año.
Un fuerte abrazo.
Ya vine , hace días, y como que me duele siempre en el costado tu poesía Toño,
ResponderEliminarHace tanto que vengo doblando banderas, dejándome vencer, arropándome de mis recuerdos para no sentir frío. Mirándome al espejo con dudas razonables, más que nada con pena amigo. Y no hablo del paso del tiempo, hablo de que no hay notas de esperanza, hablo de tanta fisura en mi que soy un colador por donde pasan tantos sentimientos y ninguno se quiere quedar a vivir. Sigo cantando, porque la música me lleva y trae a donde quiero estar, sigo escribiendo, porque dejar salir es no explotar, sigo leyendo porque encontrar un poema tan bello es siempre un mimo al alma. Gracias poeta, es sencillamente hermoso pasar por vos.Feliz Navidad junto a los tuyos amigo, con cariño siempre.
y hay que seguir cantando ... y que nos lleve la música, y hay que seguir escribiendo para no explotar ... y hay que seguir leyéndote para disfrutar de la belleza y la vida que llevas dentro, querida Lyliam ... si, a uno le va doliendo el costado y se le clavan los cristales rotos del tiempo pero, haciendo una vez más uso de las palabras de Luis García Montero, el poeta cuya cita dio pie a estos versos, he aprendido a respetar la dignidad de la nostalgia. Siempre es hermoso leer tus comentarios, mi querida amiga, no sabes cuánto... gracias por compartir tus sentimientos, que también siento míos... gracias por pasar y dejarme siempre un momento de felicidad.
EliminarQue pases unas felices fiestas junto a los tuyos, y que el año que comienza te traiga todo lo mejor.
Un beso enorme, Lyliam.... sigue cantando.
Quizás esté más que justificada, Toño, esta cita tan hermosa de García Montero que has elegido para tu poema, y buen honor que le haces ya que todo él está plagado de buenas cualidades y de poesía; es un baño urbano de nostalgia que se acompaña de un ritmo tan querido a los poetas de nuestro tiempo y que no decae en toda la extensión del poema. Estos guiños que hace a la "Poesía de la Experiencia" no es lo importante sino el hecho de que el poema está lleno de belleza y se gana nuestra complicidad por esa ternura que derrocha en su canto a la tristeza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me viene a la memoria una respuesta tuya al respecto de un comentario que hice sobre uno de tus poemas, en el que decías tener la sensación de estar manteniendo una tertulia de sobremesa con un amigo sobre poesía, creo recordar... la verdad es que al leerlo, casi de un modo instantáneo empaticé con esa sensación, porque es la misma que me producen tus valiosas y estimadas apreciaciones respecto a mis poemas...estoy convencido de que sería una grata y muy enriquecedora experiencia poder mantener esa tertulia de un modo real. Sobre estos versos, reconozco mi debilidad por García Montero, un poeta contemporáneo al que descubrí por casualidad, y cuyos poemas leo y releo con tanta frecuencia como me es posible, pero como muy bien aprecias, lo importante aquí no son los guiños a la poesía de la experiencia, sino que éstos funcionan a modo de referencia, de punto cardinal para desarrollar el conjunto del poema.
ResponderEliminarUna vez más, Enrique, te quedo muy agradecido por este amable y valioso comentario, que como tantos otros que he tenido el placer de recibir de tu parte, me aporta mucho más de lo que puedo agradecerte.
Un fuerte abrazo.