domingo, 11 de diciembre de 2016

Estación de autobuses

Hay días 
que se van sin equipaje, que trazan 
algún itinerario
como una sombra busca
un cuerpo que le encaje.

Hay días
donde un palmo de distancia
es una senda hosca y aterida,
un paso a nivel que no se abre,
una cancela tensa y oxidada.

Hay días 
donde escribo porque no sé sonreír 
como un viernes que espera 
en el murmullo de las horas 
que habita en los vestíbulos
el anuncio de un destino,
subir a un autobús,
salir de la ciudad y confundirse.

Dejas la maleta
subes
buscas sitio.
Yo regreso también sin equipaje.

Hay días
donde escribo porque busco las palabras
escondidas en los huecos de mi voz,
en la claridad de su silencio,
en su intimidad de viento y de caricia.

Te vas
saludas
se aleja el autobús.
Yo regreso también sin equipaje.